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Se cree que la resiliencia es algo similar a una capacidad innata, una facultad que nace de forma natural en ciertas personas que deben enfrentar situaciones desfavorables.
Pero la verdad es que la resiliencia no es un rasgo con el que se nazca, ni tampoco forma parte del temperamento típico, más bien corresponde a un proceso en el que la persona entra en una dinámica de interacciones con los demás y con el entorno lo que le entrega la capacidad de ir superando los reveses de la vida.
En otras palabras: la resiliencia psicológica no es algo que se tenga, más bien es algo que se va desarrollando y se aprende a mantener.
En este sentido, la resiliencia se encuentra directamente relacionada con los hábitos de la persona que logra desarrollarla y a continuación te enseñaremos los 8 más característicos.
7 Hábitos de las personas resilientes
1. Buscan mejorar su autoestima tomando medidas
Los resilientes tienen la capacidad de reconocer que las acciones que hacen hoy cambiarán la manera de percibirse a sí mismas el día de mañana. Por ello, dirigen parte de sus acciones hacia el progreso de su autoestima y de la autoconfianza, haciéndolo de forma algo consciente, para asegurar la efectividad de estas medidas y ser constantes en este propósito.
2. Realizan tareas creativas
Para las personas resilientes la sensación de estar creando algo original les provoca que este hábito sea muy estimulante, y la emoción de haber finalizado una pieza única es algo lleno de placer. Las personas resilientes saben de esto y por eso les encanta alternar las costumbres diarias con algo novedoso y que les exija a sí mismas.
3. Saben mantener una actitud indiferente cuando les conviene
Los que desarrollan la resiliencia tienen la gran capacidad de detectar esas situaciones en las que es prácticamente imposible lograr que el contexto cambie a corto o a mediano plazo. Esto les facilita que no se tracen ilusiones superficiales y que sus esfuerzos para adaptarse a lo que les pasa se concentren en tramitar su manera de experimentar lo que ocurre en esta nueva situación.
4. Nunca dejan de buscar metas
Las personas resilientes logran aceptar aquellas situaciones que en un comienzo pueden parecer terriblemente complicadas, como una ruptura de pareja tras una larga relación o la aparición abrupta de una enfermedad. No significa que a partir de ese instante todos los aspectos de la vida de esta persona giran alrededor de ese contexto visto como negativo. Las personas resilientes le sacan provecho a la atención selectiva, es decir, en lugar de estar todo el día pensando en las cosas negativas que les van ocurriendo, se centran en los objetivos a desarrollar. A fin y al cabo, la resiliencia reside, en cierta parte, en la orientación hacia el horizonte de lo posible.
5. Rodearse de personas que piensan positivo
Las personas resilientes son positivas, ya que han vivido situaciones duras que les ha permitido entrenar su gestión emocional. Esto quiere decir que asumen la existencia de una fuente ansiógena que puede provocarles tensión, pero no la ignoran ni intentan suprimir su recuerdo, sencillamente dirigen la atención hacia otro lugar.
Hacer que exista un flujo optimista y de ansias de superación personal que vaya desde el entorno hacia uno mismo hace que todo resulte más simple.
6. También se rodean de toda clase de seres humanos
Las personas resilientes viven con normalidad, lo que quiere decir no se encuentran limitadas por una burbuja de amistades y conocidos que cumplan con ciertas características específicas. Por ello, una persona con un buen dominio de las estrategias de afrontamiento no tendrá ninguna clase de inconveniente en interactuar con todo tipo de gente de vez en cuando.
7. Todo el día hacen cosas
Mantienen una actitud activa lo que les ayuda a centrarse y llegar a los objetivos que se trazan, lo cual a su vez resulta positivo para su autoestima y para la autoconfianza.
